El Día del Señor
He, desde hace ya algún tiempo, tenido el deseo de hacer pública y de manera escrita una de mis ponencias con las que participé en una conferencia en el año 2019, al respecto de la Ley Moral. El siguiente escrito, más que una reflexión pastoral y personal, es la publicación de algunos apartes inéditos de aquella ponencia. Su publicación en el día de hoy tiene como propósito inquietar –o al menos, poner a pensar– al lector con una o varias preguntas: ¿Qué fue lo que les sucedió a aquellos que profesan la fe cristiana, al respecto del Día del Señor, para que hoy día nieguen abiertamente su eminencia y relevancia? – ¿Acaso la novedad del neocalvinismo (que no es otra cosa que una manera mundana de calvinismo) trajo una revelación iluminadora al respecto de algo que fue virtual y universalmente aceptado entre los creyentes por miles de años, 0, ¿simplemente gran parte del cristianismo se adhirió solapadamente al antinomianismo?
Consideremos lo que hizo en aquel día
El hecho de que Dios haya reposado el séptimo día de la creación, después de haber “trabajado” seis días en la creación, da origen al concepto de semana para el hombre. Luego, es de mucha importancia apreciar que Dios haya escogido obrar en la manera como lo hizo (trabajar 6 días y reposar 1) porque es evidente que Él tenía un propósito. ¿Cuál era ese propósito? Además de prefigurar el reposo soteriológico y escatológico de quienes habrían de creer en la promesa de la simiente de la mujer, sin duda que el propósito era el de establecer un modelo de conducta para el hombre basado en Su propia conducta; es decir, la vida del hombre como criatura moral, hecha a la imagen y semejanza del Creador, debía basarse en el ejemplo del Creador de “trabajar” 6 días y “reposar el séptimo”.
Pero ¿Cómo podemos saber que sabemos que el Día de Reposo fue una ordenanza de la creación? La respuesta es, por su observancia desde su establecimiento; es decir, si logramos probar que el modelo de 6 días de trabajo por 1 descanso ha sido observado desde la Creación, entonces podremos concluir que el establecimiento del Día de Reposo obedece a una ordenanza de la Creación.
La observancia del Día de Reposo desde su institución
Vamos a dividir la historia de la humanidad en más o menos en diez (10) épocas. En cada una de ellas, les iré mencionando lo que hacían y lo que pensaban sus grandes teólogos y pastores. El punto en proceder de la manera anterior es este: proveer una ayuda visual para que usted aprecie una la línea de continuidad en la observancia del Día de Reposo a lo largo de la historia. ¿Cómo lo haré? 1) Citando textos que prueban la observancia del Día de Reposo a lo largo de la historia de la redención; y 2), usando el testimonio de algunos notables de cada época; que, si bien no implican que el Día de Reposo tenía que ser observado, al menos sirven como indicador de que el Día de Reposo estaba siendo observado por el pueblo del Señor.
Época #1) A partir de los días de la creación
1.1) Adán
Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios en Gén 1:27 el sexto día, y al séptimo, él pudo notar cómo su Creador reposó. Gén 2:1 nos confirma esto. Gozando Adán de una plena comunión con Dios, y estando en el estado de perfecta obediencia y plena pureza, y teniendo todas las capacidades de su alma intactas, sería absolutamente imposible concebir dos cosas: la primera, sería imposible concebir la idea de que Adán se hubiera puesto a hacer cualquier cosa mientras su Creador estaba reposando de las obras de la Creación; la segunda, sería imposible concebir la idea de que Adán no hubiera comprendido que al reposar, su Creador le estaba mostrando y enseñando algo que él también debía hacer. Por tanto, siempre atento al proceder de su Creador, lo más natural para Adán era hacer lo que su Creador hizo, es decir, reposar aquel Día. Además, sin la orden de labrar el huerto que aún no se le había asignado, se concluye que Adán no hizo trabajo alguno aquel el primer Sabbath de la historia, tal como tampoco lo hizo su Creador.
1.2) Caín y Abel
Este es un hermoso argumento, pero en virtud del tiempo debo hacer sacrificios para traerles a ustedes sólo la esencia. Considere este versículo Gén 4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. La frase “andando el tiempo” en realidad no es la traducción más apropiada del texto hebreo. Para comenzar, lo que fue traducido como “andar” no es “andar” SINO que es en realidad “al final… después… al término de… al finalizar”. Y la palabra tiempo, debió haber sido traducida como “día”. Por tanto, en vez de “andando el tiempo”, la traducción más apropiada hubiera sido esta: “al final de los días… o al término de los días…”, dejando en claro que días son días literales de 24 horas literales porque Moisés usa la palabra hebrea yom. Ahora, si la traducción apropiada es “al final de los días” ¿a qué estaría haciendo referencia Moisés? Bueno, dado el hecho de que Moisés usó la palabra yom que significaba día de 24 horas, y no otras palabras que él ya había usado antes en Gen 1:14 como “estaciones” moéd o “años” shané, lo más natural de concluir es que Moisés tenía en mente el final de ese ciclo de días establecido por Dios; es decir, Moisés está hablando aquí muy posiblemente del último día de ese ciclo semanal, o sea del Sabbath. Así, el versículo se puede leer de igual manera “Y aconteció que al final de la semana, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.”
Y aquí hay otro indicador que es de tremenda ayuda, ¿quién trajo ofrenda, acaso sólo Caín? La Escritura nos dice que fueron ambos hermanos; por tanto, sería acertado pensar que esto no fue mera coincidencia. Como dice cierto teólogo en uno de sus libros “lo más probable, es que ambos hermanos eran conscientes del patrón establecido por Dios, y en obediencia traían su ofrenda un día específico” a saber, “al final de ese ciclo de días llamado semana” o sea en el Sabbath.
Época #2) Desde la creación hasta antes el Sinaí
Existen muchos que niegan que el Día de Reposo es relevante para los creyentes del Nuevo Testamento porque tal orden hace parte de la Ley dada en el Sinaí, y según ellos, como la Ley del Sinaí es para el Israel de antaño, sigue que la iglesia Neotestamentaria queda exenta de esa Ley. Tal argumento, además de ignorante, es miope; decir que los Diez Mandamientos sólo son relevantes para Israel es ignorancia atrevida con unas implicaciones prácticas inimaginables e insostenibles, y argumentar que ellos no observaron el patrón establecido por Dios de 6 días de trabajo por uno de descanso, es miopía bíblica en su máxima expresión: Éxo 16:23 Mañana es el santo día de reposo… v26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo. Es, pues, evidente que el Día de Reposo había sido observado hasta los días del Sinaí. Pero, ¿qué pasó a partir de ese punto?
Época #3) La dación de los Diez Mandamientos en el Sinaí
La observancia de la ordenanza de la Creación al respecto de guardar un día entre siete, no sólo fue reiterada cuando los Diez Mandamientos fueron escritos por el Señor en tablas de piedra, sino que fue consagrada de manera pública como una orden para toda la humanidad. Dicha orden les recordaba a los hombres –no sólo a Israel– que ellos tenían que imitar un modelo establecido por el Altísimo en la Creación. Es cierto, el Cuarto Mandamiento no existía antes de manera pública tal y como hoy lo conocemos, pero la acción consagrada en el Mandamiento sí existía, y prueba de ello es que esa acción (guardar el Día de Reposo) se venía obedeciendo desde antes de su promulgación. Sigue que lo que hizo la Ley no fue enseñarles a hacer algo, sino recordarles algo: no olvidar guardar el Séptimo Día como su Dios lo había hecho:
Éxo 20:8Acuérdate del día de reposo para santificarlo. v9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; v10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. v11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Época #4) Desde el Sinaí hasta Pentecostés
4.1) Alrededor del Siglo VIII a.C.
Isa 58:13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, v14 entonces te deleitarás en Jehová
4.2) Alrededor del Siglo VII +- VI a.C.
Jeremías 17:9 santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres. v27 Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo, yo haré descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.
4.3) Alrededor del Siglo V a.C.
Neh 13:17 Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el Día de Reposo? v18 ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el Día de Reposo?
Época #5) La reiteración de la Ley por parte del Señor
Tiempo faltaría para hablar del Señor y de su perfecta sujeción a la Ley Moral. Por ahora, y con base a todo lo que ha sido dicho hasta este punto en esta conferencia, y sabiendo que el Pastor Juan Pablo dirá más al respecto del Día del Señor en un instante, me limitaré a citar de la propia boca del Señor dos versículos:
Mar 2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.
Queriendo decir en pocas palabras “yo mismo fui quien lo establecí en la Creación” […] Ahora, si Él mismo lo había establecido, ¿tenía entonces la autoridad para abrogarlo? Miremos que nos dice Mat 5:17
Mat 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
El Señor no podía abrogar el 4to Mandamiento. ¡Qué! dirán algunos… Acaso el Señor siendo Dios no podía abrogarlo si quisiera? A lo que se debe responder prontamente: No, hermanos. Dios no puede contradecirse a sí mismo, y con esto lo que quiero decir es esto: “El Hijo no puede abrogar lo que el Dios Trino había instituido para observancia perpetua” … El Hijo lo podía cambiar por otro día porque al fin de cuentas la demanda de Su propia Ley era “1 día de adoración a Dios entre 7” … y efectivamente así lo hizo. Pero ¿abrogar el 4to Mandamiento? No mis hermanos, esto implicaría romper la unidad de la Ley y esto a su vez lo hubiera llevado a minar su perfecta integridad moral, lo que sería impensable. Así que ¡No, hermanos! el Señor Jesucristo ni quería, ni ontológicamente podía, abrogar el Día de Reposo. En vez de abrogar el Día de Reposo, lo que hizo nuestro Señor fue quitar de este mandamiento lo que los hombres habían añadido, expandir su observancia, y recordarle el amor con el que lo debían observar.
Época #6) Desde Pentecostés hasta finales del Siglo I d.C.
Hechos 18:1 Después de esto Pablo partió de Atenas y fue a Corinto. v2 Y halló a un judío llamado Aquila… v3 Así que, como era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajó; Porque por ocupación eran hacedores de tiendas de campaña. v4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.
El versículo difícilmente necesita explicación. Pablo trabajaba como fabricante de tiendas campaña mientras estuvo en Corinto; pero ¿a qué se dedicaba 1 de los 7 días? A los asuntos santos; a adorar a Dios en las Sinagogas, y a predicarles el Evangelio a los judíos. Lo interesante de este versículo es que la Escritura NO DICE que “asistieron sólo a uno o dos días de reposo” SINO QUE DICE “mientras estuvo en Corinto, guardó todos los días de reposo” … ver Hechos 18:4
Años más tarde, cuando ocurrió el cambio del Día de Reposo, el sábado, al Día del Señor, el Domingo, la obligación que tenían los creyentes de continuar observando el Cuarto Mandamiento, era la misma:
1 Co 16:2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Época #7) Desde el Siglo I hasta el Siglo V
Debemos tener cuidado en varios aspectos.
- 1) No debemos creer que las posturas de los hombres, por muy eminentes que ellas sean, son infalibles.
- 2) Los padres de la iglesia primitiva no eran infalibles y por el contrario como los pasos de un pequeño infante, eran torpes en sus comienzos.
- 3) Es muy difícil universalizar la enseñanza de los padres de la Iglesia alrededor de un tema en particular. (p.ej. Orígenes en lo que respecta a la Trinidad)
Pese a lo anterior, es imposible ignorar el peso de la evidencia de la historia, pues en este periodo de la historia el testimonio concerniente al Día del Señor es claro; de hecho, contundente:
Justyn Martyr:En el día llamado Domingo todos los que viven en las ciudades se reúnen en un solo lugar, y las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas se leen, tanto como el tiempo lo permita… El domingo es el día en el cual nosotros tenemos comunión como asamblea, porque este fue el día en el cual Dios descansó de las obras de la creación, y en el cual nuestro señor Jesucristo se levantó dentro de los muertos.
Atanasio (Obispo de Alejandría, 345 d.C.):Nosotros honramos el día del Señor como el memorial de la nueva creación.
Pedro (Obispo de Alejandría, 306 d.C):Pero el Día del Señor lo celebramos como un día de alegría, porque en él, Cristo resucitó.»
Anatolio (Obispo de Laodicea, 270 d.C):Nuestro aprecio por el día de la resurrección del Señor, que tuvo lugar en el Día del Señor, nos lleva a celebrarlo”
Tertuliano (200 d.C): Nosotros solemnizamos el día después del sábado en contra de aquellos que creen que es el Sabbath.”
Barnabas (120 d.C)Nosotros guardamos el Octavo Día, el día en el que Jesús se levantó de los muertos
Orígenes (2 Siglo)Habiendo dejado atrás la observancia judaica del día de reposo, debemos mirar como observarlo como cristianos… Los cristianos se deben abstener de los placeres mundanos… Deben cesar de los trabajos seculares, entregarse a los ejercicios espirituales, a la edificación de la Iglesia, a la lectura de la Escritura, a la instrucción de las cosas celestes, preparados para el futuro y no mirando las cosas presentes y visibles sino aquellas que son invisibles: esta es la observación del Sabbath cristiano
(Segunda Epístola de Clemente de Alejandría 120-140) esta es una interesante citación de cómo el Día del Señor debía ser guardado: prestemos atención mientras somos exhortados por los ancianos, pero cuando vayamos a casa, también acordémonos de los mandamientos del Señor y no seamos llevados por pasiones pecaminosas, sino que vamos a casa con el deseo de ir a la iglesia más frecuentemente.
Juan Crisóstomo (387 d.C) en su comentario al Evangelio del Evangelio de Mateo dice “cuando te retires de la comunión de la Iglesia, deberías llegar a casa y junto con tu esposa e hijos, meditar en lo que han escuchado durante el día. Nos entregamos cinco o seis días a los asuntos de la vida y en ellos no le otorgamos a los asuntos espirituales un día, ni siquiera una parte de un día… así pues, junto con nuestras esposas y nuestros niños, hagamos de un día entero el tiempo en el cual nos dediquemos a escuchar y a meditar en las cosas que aprendemos. En su comentario de 1 Co 16:2 “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” – él dice: el primer día de la semana, debemos separarnos de todo trabajo; haciendo esto, de seguro nuestra alma se regocijará, porque es necesario que honremos este día, con un honor de tipo espiritual…
5to Concilio de Cartago (401 d.C) este concilio decretó que las obras de teatro no deberían ser ejecutadas los días del Señor, y le pidió al emperador que los espectáculos públicos pudieran ser transferidos a otro día de la semana.
Eusebio (315 d.C – Historia Eclesiástica de Eusebio, Libro 5, Capítulo 23) «Las iglesias en el mundo observan la práctica que ha prevalecido desde la tradición apostólica hasta el presente, de modo que no sería apropiado entregarnos a ningún otro día, sino al día de la resurrección de nuestro Salvador. Ha habido sínodos y convocatorias de los obispos sobre esta cuestión, y todos ellos unánimemente convinieron comunicar a todas las iglesias en todos los lugares, que el misterio de nuestro Señor y la resurrección debe celebrarse ningún otro día que el Día del Señor.
Concilio de Laodicea (360 d.C, Canon 29)Los cristianos no deben judaizar, ni tampoco deben estar ociosos en el día de reposo, sino que deben trabajar en ese día; Sin embargo, deben reverenciar particularmente el Día del Señor y, si es posible, no trabajar en él, porque son cristianos
Constituciones Apostólicas 400 d.C 2:7:60 Las Constituciones Apostólicas contienen ocho tratados sobre la disciplina, el culto y la doctrina de los primeros cristianos, destinados a servir como manual de orientación para los ancianos. Y en el día de la resurrección de nuestro Señor, que es el Día del Señor, nos reunimos con más diligencia, ofreciendo alabanza al Dios que hizo el universo por y para Jesús, y lo envió a nosotros, y condescendió permitiendo que sufra y lo resucitó de los muertos. Ahora, ¿Qué disculpa tendrá delante de Dios aquel que no se reúna en ese día, día en el que se realiza la lectura de los profetas, la predicación del Evangelio y el don de la santa cena?
Época #8) Desde el Siglo V hasta la época de la Reforma Protestante
Esta es una época oscura como lo sabemos, y la observancia del Día del Señor no saldría ilesa. Un conocido historiador dice del Día del Señor en el Siglo XI “El domingo conjuntamente con otras fiestas de la iglesia, era un día en que los malabaristas, bailarines, comediantes y otros artistas reunían en las plazas; pues estas quedaban al frente de la iglesia… pero era evidente que la solemnidad fúnebre de las misas los domingos contrastaba con las celebraciones sensuales del resto del día. El domingo se convirtió así en un día de profundo dualismo entre lo sagrado, que era abrumadoramente solemne y sombrío, y las festividades, incluso con lo salvaje”.
James Denison arguye “los locales estaban tan enamorados de los deportes el día domingo, que la Iglesia pronto se rindió ante este espíritu secular y convirtió “su patio trasero” en lugar para las ferias locales”. Hermanos, esto no quiere decir que durante este periodo nadie observó el Día del Señor; lo que he querido mostrarle es que durante la mayor parte de este tiempo, el Día del Señor no fue observado de acuerdo a su propósito; o en palabras claras, el 4to Mandamiento fue pisoteado de manera sistemática e impenitente.
Época #9) Desde la Reforma (Siglo XVI) hasta los Puritanos (XVII)
Y es en este periodo, el que sucedió algo similar a lo que sucedió con los padres de la Iglesia primitiva. Recordamos que la iglesia primitiva tuvo un celo tan particular por defender el cristianismo, que en algunas ocasiones llevaron a ciertos padres a extremos casi insostenibles en su esfuerzo de preservar la iglesia de los judaizantes. Lo mismo sucedió con algunos de los reformadores, en su esfuerzo por preservar la iglesia del catolicismo Romano.
Existen muchas conjeturas al respecto de lo que pensaban los reformadores. De hecho, se cita frecuentemente a Lutero como un opositor de la ley de Dios y en especial del cuarto mandamiento … ¿Pero es esto así?
Patrick Fairbran en su libro Tipología de la Escritura cita a Martín Lutero diciendo: “a pesar de que el día de reposo judaico ha sido abrogado, y la conciencia del cristiano está libre, este día es algo bueno, y aún necesario, y los hombres deben guardar un día en particular en la semana por amor a la palabra de Dios, en la cual ellos mediten, escuchen y aprendan porque estas cosas no las pueden hacer todos los días. Además de esto, la naturaleza requiere que un día en la semana deba ser guardado, sin que se someta a labor alguna el hombre, los esclavos o los animales”
5 años antes de su muerte, Lutero escribió “si en mis discursos hablé y escribí duramente en contra de la ley, fue porque la iglesia cristiana estaba sobrecogida con supersticiones bajo las cuales Cristo también estaba escondido… Pero en lo que respecta a la ley misma, yo nunca la rechacé. De hecho, Lutero creía que todos los principios de la observancia del día de reposo eran universales y de perpetua obligación(Obras de Lutero, Vol 5, Pag 22)
A Juan Calvino también se le cita muy a menudo como un opositor del Día del Señor. Pero dígase lo que se diga de él, su postura al respecto del Día del Señor es reflejada en su 34º sermón de Deuteronomio, que dice: “el día de reposo debe ser para nosotros una torre donde nos paremos a contemplar de lejos las obras de Dios. Debemos dedicarnos enteramente a Dios, renunciando a nosotros mismos y dejando de lado los asuntos terrenales y las ocupaciones que nos atañen a diario, para que libre y enteramente podamos meditar en las obras de Dios y ejercitar los dones que él nos ha concedido y aplicar en ese día la gracia de Dios que nos ha concedido en su Evangelio para ser conformados más y más a Cristo. Y además, cuando hayamos empleado el día de reposo en exaltar y magnificar el nombre de Dios… entonces ciertamente el resto de la semana mostrará cómo nos hemos beneficiado de ello.”
Teodoro Beza dice al respecto del Sabbath: «Juan lo llama el día del Señor y Pablo lo llama el primer día de la semana; día en que parece que incluso los cristianos estaban acostumbrados a celebrar sus propias reuniones de la misma manera como los judíos iban a las sinagogas los sábados. Ambos lo hacían con el propósito de demostrar que el Cuarto Mandamiento, en lo concerniente a la santificación de uno de cada siete días, fue ceremonial; pero en lo que respecta a la adoración de Dios es un precepto de la ley moral, que se perpetúa y que es inmutable durante la vida presente.«
Bullinger dice «El Sabbat significa reposo, y debe ser entendido como el día que fue consagrado para descansar. Pero la observancia de ese reposo fue siempre una de gran importancia, no fue inventada y llevada mucho tiempo antes de que Moisés introdujera la ley… Cuando Dios dice «Recuerda el día de reposo para santificarlo», lo que se da a entender es que el Día de Reposo es una institución antigua.«
El Sínodo de Dort adoptó la siguiente postura en cuando al Día del Señor: En el cuarto mandamiento de la ley divina, hay una parte que es ceremonial, y otra parte que es moral. El descanso del séptimo día después de la creación fue ceremonial y su rígida observación prescrita peculiarmente al pueblo judío. Pero es Moral, porque de hecho se fija un día para la adoración a Dios, porque ese descanso es necesario para la adoración a Dios y el efecto santificador de la meditación de él. El Sábado de los judíos que ha sido abrogado, y el Día del Señor es solemnemente santificado por los cristianos.
Época #9) Los puritanos (XVII)
De los Puritanos ¡sí que podríamos hablar al respecto de su amor por el 4to Mandamiento! (y también de lo mucho que deberíamos aprender de ellos) – Sorpresivamente para muchos sólo citaré un solo puritano, y así procedo porque no quiero que le lector pierda de vista que el Día del Señor no es ‘algo puritano’, sino una realidad histórica y bíblica.
John Bunyan dice “Tenga especial cuidado de santificar el Día del Señor… haga del Día del Señor el mercado para su alma; dedíquese todo el día a la oración, a la meditación de la Palabra; deje de lado los asuntos seculares para la otra parte de la semana; que el sermón que ha escuchado de su pastor se convierta en oración. Y termina diciendo ¿Te concederá Dios seis días y no le permitirás uno? … En la iglesia, cuídate de servir a Dios.”
Época #10) El avivamiento inglés (XVIII-XIX)
Podríamos decir que en lo que respecta al 4to Mandamiento, los grandes representantes del avivamiento inglés del Siglo XVIII como lo fueron Whitefield y Wesley, y del Siglo XIX como Spurgeon y JC Ryle entre otros, siguieron los mismos pasos de los puritanos ingleses en cuanto a la observancia del 4to Mandamiento de la Ley Moral. Para ser imparcial y no citarles sólo a Spurgeon, citaré a Ryle “Mi firme convicción es que la observancia de un día de reposo es parte de la Ley Eterna de Dios. No es una simple ordenanza judía temporal. No es una institución del sacerdocio hecha por el hombre. No es una imposición no autorizada de la Iglesia. Es una de las reglas eternas que Dios ha revelado para la guía de toda la humanidad”
Las notas anteriores corresponden a extractos de una ponencia al respecto del Día del Señor de una conferencia en la que participé hace un tiempo; la mayoría de estas notas fue leída mientras que otras no lo fueron debido a restricciones de tiempo.
Espero que este breve escrito le haya ayudado a poner el Día del Señor en la correcta perspectiva: por miles de años el pueblo del Señor ha guardado el Santo Día instituido por Él desde la Creación, pero llegamos a estos días malos en los que vivimos y muchos de quienes se llaman a sí mismo ‘pueblo de Dios‘, levantan su mano contra su Creador rebelándose a obedecerlo en ese Cuarto Mandamiento. Quienes tal cosa hacen, viven engañados creyendo que pueden obedecer los otros nueve Mandamientos, sin quebrar la unidad e indivisibilidad de la Ley.
¡Aquí hay pruebas! … sepa que aquel que se decide a desobedecer a Dios, violando el Cuarto Mandamiento, lo hace en contra de lo que dice la Escritura y del testimonio de la historia al respecto de lo que han hecho los verdaderos cristianos a través del tiempo.
Mar 2:27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. v28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.
César García, pastor bautista reformado confesional. Casado hace 23 años con Leticia, mi amada esposa, y con dos hijos. Viví en Londres por casi 18 años. Salvo por la gracia de Dios el 28 de Abril del año 2001. Cursé mis estudios teológicos en el Seminario Bautista Reformado de Londres del Tabernáculo Metropolitano (el de Spurgeon). Reconocido y comisionado por el Dr. Peter Masters y los ancianos y diáconos del Tabernáculo Metropolitano. Sólo un instrumento del Señor para la plantación de Gracia Redentora (Pereira, 2013) y de MIREFORMA (Manizales, 2019). ¿Mi anhelo? Llegar a ser un siervo inútil.