Notas del autor

Debo confesar que, como muchos otros creyentes y pastores, soy absolutamente indiferente al uso de los árboles de «navidad». Personalmente, no tengo uno en casa desde el año 2002, cuando después de haber escuchado toda la historia de «las fiestas de Saturnalia» quedé «impresionado» por el drama de la historia :-)

El punto es, fui «impresionado» pero jamás convencido por la Escritura de que su uso es inapropiado. De ahí que,
no convencido desde entonces por ningún principio o argumento bíblico, el punto de este breve artículo no sea el de defender o refutar el uso de dicho objeto, sino de examinar uno de los argumentos más comunes que se escuchan en contra del uso de los árboles de «navidad».

Uno de esos argumentos (espero abordar al menos 2 o 3 durante este mes) es aquel que sugiere que la Escritura prohíbe claramente su uso. Quienes tal cosa argumentan citan Jeremías 10:1-6

Jer 10:1 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel.
Jer 10:2 Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman.
Jer 10:3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
Jer 10:4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.
Jer 10:5 Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
Jer 10:6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.

Entonces… ¿Cuál es el argumento de Jeremías en contra de los árboles de «navidad»?

¡Ninguno! Sería mejor decir, ¿cuál es el argumento, basado en Jeremías, de las personas que están en contra del uso de los árboles de «navidad»?. Dicho argumento corre alrededor de las siguientes líneas:

«Dios le ordena a su pueblo (v1) no imitar las prácticas idólatras de las naciones circunvecinas (v2). Y una de esas prácticas era el uso de árboles (v3) que ellos cortaban, arreglaban y adornaban (v4).» luego, -argumentan- «Jeremías está profetizando acerca de los árboles de «navidad», o prefigurándolos». Dicen ellos: «esto es una advertencia al pueblo de Dios, de que no puede tenerlos en casa porque de la misma manera que los árboles eran ídolos en tiempos de Jeremías, así también lo son en la actualidad».

Si bien lo que piensen fieles maestros al respecto del árbol de «navidad», no debe importarnos tanto como sí debe hacerlo aquello de lo que nuestras conciencias atadas a la Escrituras hayan sido convencidas, sería interesante que usted averigüara qué pensaban maestros bíblicos ya fallecidos como Dr. R.C. Sproul y el Dr. Martin Lloyd-Jones, y aquellos que por la gracia de Dios están vivos como el Dr. John MacArthur y el Dr. Peter Masters.

Jeremías no habla de árboles de «navidad» ni los está prefigurando

Este pasaje no es un pasaje que podemos usar como argumento para afirmar que Israel debía rechazar todas las costumbres de las naciones. Es solo una orden en la que Jehová es claro al respecto de que ellos no podían imitar aquellas costumbres que eran contrarias a la revelación de Dios, y más particularmente a su bendita Ley.

Este pasaje en Jeremías (y otros similares en Isaías) tienen como contexto el culto de adoración a ídolos. En primera instancia, Jeremías advierte contra el culto de las lumbreras (sol y luna) y de las estrellas (v2). Esta era una práctica muy común entre los Caldeos, y tal práctica estaba entre muchas otras que el pueblo de Dios no podía imitar en ninguna manera.

Posterior a eso, el profeta de Dios procede a describir la necedad de los hombres. Aquellos que rendían culto a las estrellas (v2) (entre otras cosas), solían salir al bosque para conseguir árboles. Es muy importante discernir que la madera de estos árboles era la materia prima que ellos utilizarían para tal construcción, y no el árbol como tal; es decir, el árbol como tal no era adornado y erigido para ser adorado; lo que sí era adornado (v4) y luego erigido (v5) para ser adorado, era la figura que resultaba de la labor del artífice que usaba el buril (v3)

En pocas palabras, el árbol no era adorado. Lo que era adorado era la figura de madera, madera que provenía naturalmente del árbol.

¿Hay relación entre Jeremías 3:13 y Jeremías 10:6? 

Jer 3:13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.

Algunos que intentan justificar de cualquier modo que en Jeremías sí hay un principio claro de idolatría atribuible a los árboles de «navidad», han tratado de enlazar la referencia hecha por el mismo profeta, al respecto del árbol frondoso en Jeremías 3:6-13, con aquella hecha al respecto del árbol en Jeremías 10:3. Pese a sus esfuerzos, tal relación no existe en lo absoluto.

Les invito a apreciar la exégesis hecha por John Gill al respecto de Jeremías 3:13

… aquí debe entenderse que la idolatría de Israel se habían multiplicado como las rameras que corren de aquí para allá, y se prostituyen con quienquiera que se encuentren, donde quiera que se encuentren. El pueblo estaba adorando a dioses extraños en todas partes, en todas sus ciudades, y virtualmente en cada montaña y colina, incluso debajo de cada árbol verde…

¡No adoraban a los árboles, sino debajo de los árboles! – Así que nada dice Jeremías al respecto de árboles de «navidad», ni usando un lenguaje profético, ni mucho menos, un lenguaje explícito. Repito: Los «arboles» de Jeremías 3:13 hacen referencia a los lugares que se utilizan para el culto a los ídolos.

Conclusión

En este sencillo razonamiento no hay nada «revelador»; por el contrario el argumento de que en «Jeremías hay una orden para nuestros días de no usar árboles de navidad» es tan sencillo, que lo deberíamos desestimar por completo. Es más, un teólogo muy conocido dijo «no debemos preocuparnos por argumentos sin el más mínimo piso Escritural».

¿Jeremías y los árboles de navidad? ¡Nada tienen que ver!

Así pues, si durante esta época decembrina (u otra), usted decide tener un árbol en la esquina de su sala, ¡téngalo y sepa sustentar con mansedumbre, la razón que lo llevó a hacerlo en caso de que alguien se lo pregunte!

Si por el contrario, usted va a argumentar en contra del uso del «árbol de navidad», le sugiero que no use a Jeremías para tal propósito: eso mostraría su desconocimiento de la Escritura y la manera como la tuerce, si bien espero, «no para su propia perdición y la de otros», quizás sí, para tropiezo de queridos hermanos en el Señor.

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