¿Quién tiene el poder para no responder?
Entonces, el punto de la presente meditación no es que el creyente siempre tenga que callar sin importar qué, convirtiéndose así en una persona amedrentada y servil [...]
Entonces, el punto de la presente meditación no es que el creyente siempre tenga que callar sin importar qué, convirtiéndose así en una persona amedrentada y servil [...]
Es necesario afirmar este tema es de suprema importancia para el pueblo de Dios, en días como estos, donde los reformados unen fuerzas con los católico-romanos y le piden al pueblo de Dios no subir tanto sus murallas para poder darnos la mano con ellos...
La pregunta no es, si el hablar de aspectos seculares cuando el creyente se reúne con la iglesia es pecado. Lo que le compete al creyente es preguntarse si...
De la vida de Esteban se conoce poco; y a pesar de eso, lo que el Señor nos da a conocer en su Palabra es suficiente. ¿Suficiente para qué? Suficiente para desafiar nuestras vidas.
¿Profetiza Jeremías al respecto de los árboles de "navidad"? ¿Hay un principio que prohiba el uso de árboles de "navidad" que podamos encontrar en este pasaje de Jeremías?
Entonces esa es la pregunta, ¿puede, una iglesia que no sea calvinista, ser bíblica?
Pocas cosas son tan reconfortantes para nosotros en este mundo caído como el ser recordados que somos del Señor. | La pertenencia al Señor es una realidad en la que el Hijo de Dios debería pensar más a menudo por el bien de su alma.
A partir del momento en el que usted escoja acallar su conciencia con el fin de esconder su pecado, de su corazón comienzan a manar casi al instante toda suerte de peligrosas maquinaciones. Pero por más inteligente que sea usted, la pregunta es ¿tendrá éxito?
El llamado del Apóstol es a que tanto el «recién nacido en el Señor» como «el hombre que está firme en Él» avancen en su crecimiento espiritual y en la comprensión de las verdades Escriturales, porque sólo así no seremos movidos por cualquier «viento de mentiras».
Antes éramos extraños, ahora somos «de la casa», antes éramos extranjeros y sin privilegio alguno en el reino de los Cielos, ahora somos «coherederos de todas las riquezas celestiales en Cristo».