Comentario al Salmo 4
Respóndeme cuando clamo / Oración vespertina de confianza en Dios
Sal 4:1 Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de David. Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Sal 4:2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah
Sal 4:3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare.
Sal 4:4 Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
Sal 4:5 Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Jehová.
Sal 4:6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
Sal 4:7 Tú diste alegría a mi corazón Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
Sal 4:8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Sal 4:1 Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de David. Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Comentario: El clamor de David como hijo de Dios, no es en realidad diferente al clamor de cualquier otro de Sus hijos. Dios siempre escucha la oración de los suyos, y siempre la escucha para responderla, y así glorificarse en ellos por medio de tales respuestas. Al recordar la manera en la que su Señor había escuchado su oración cuando él estaba en angustia, y en la que la había respondido, trayendo gran socorro, la lección para nosotros debe ser evidente: en todo momento de angustia y dificultad los hijos de Dios debemos «mirar hacia atrás» con el fin de recordar las pasadas intervenciones de Dios a nuestro favor: ¡eso nos fortalecerá!
La expresión «tú me hiciste ensanchar» es muy diciente (puede referirse al significado de esta expresión que precede este comentario). Esta expresión es muy útil para poder dimensionar de manera correcta las poderosas intervenciones de Dios a favor de quienes en angustia claman a Él.
Ese «ten misericordia de mi» (Salmo 5:2; Salmo 6:2; Salmo 9:13; Salmo 27:7; Salmo 30:10, etc.) era un clamor común en su vida, tanto como debe serlo en la nuestra. Al presentarnos delante del Señor en oración, debemos ser conscientes tanto de nuestras riquezas como herederos de sus promesas, como de nuestras miserias como seres humanos; esto nos ayudará a recordar que sólo un Dios misericordioso puede aliviar la miseria de nuestras almas a causa de nuestro pecado remanente.
Sal 4:3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare.
Comentario: Después de dirigirse en el v2 (Psa 4:2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah.) a quienes se habían confabulado para buscar su ruina y destrucción, David -como si continuase hablando aún con ellos- les dice «Jehová ha escogido al piadoso para sí«, es decir, Dios está con los piadosos; Dios está con quienes aman la justicia y caminan en justicia (como era el caso de David en particular).
A continuación se puede apreciar la implicación de que Dios esté del lado del hombre piadoso: «Jehová oirá cuando yo a él clamare.» David se refiere a sí mismo como aquel hombre piadoso cuyas oraciones son respondidas por el Señor, pero el principio es incuestionable y universalmente aplicable para cada hijo de Dios; en otras palabras, no hay duda alguna que las oraciones de los piadosos siempre son escuchadas por el Señor.
Aquel que tenga dudas al respecto de si sus oraciones son escuchadas, tiene dudas al respecto de su piedad; y el que tenga dudas acerca de su piedad, por necesidad tiene dudas al respecto de su propia salvación. ¿Por qué? Porque la piedad no es un accesorio de una vida salva, ¡es su característica principal!
Sal 4:4 Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
Sal 4:5 Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Jehová.
Comentario: A primera vista estos hermosos consejos parecen ser dirigidos a los piadosos, ¿pero será así? No; estas son exhortaciones a hombre impíos, a los cuales David se refirió anteriormente como «hijos de hombres«, y a quienes al parecer él ha venido dirigiéndose hasta este punto en este salmo. Estas palabras en realidad son consejos de vida; consejos que invitan a quienes se suponen profesan la misma fe de David, a meditar en sus caminos y posteriormente a «ofrecer sacrificios de justicia […] confiando en Jehová«.
La exhortación parece proceder del conocimiento que tenía David de que quienes lo perseguían estaban presidiendo los cultos diarios de adoración a Dios como si nada hubiera pasado. Ellos estarían llevando a cabo la adoración a Dios, pese a su pecado de mentiras y de rebeldía contra el rey. Ellos eran pecadores, estaban comprometidos en una causa impía y David parece exhortarlos a hacer una pausa con el fin de que reflexionen, se arrepientan, confíen en Jehová y entonces, confiando en Él, ahora sí hagan «sacrificios de justicia» para que su culpa sea expiada.
Pregúntate: ¿De qué sirve tu adoración a Dios si persistes en el pecado, ¿de qué sirven tus oraciones y obras en un culto público si verdaderamente no te arrepientes antes de tu pecado, con el firme compromiso de no volver a caer en él? Amigo, no te acostumbres a asistir a los cultos públicos de adoración a Dios como lo hacen los impíos, creyendo que serán bendecidos de cualquier manera, vivan como vivan. ¡A los cultos públicos no vamos a arrepentirnos… a los cultos públicos vamos ya arrepentidos!
Dicho esto, no dejes el meditar en tus pecados y el arrepentirte para la oración pastoral el Día del Señor; adopta la sana y buena costumbre de meditar en tus pecados y de proceder al arrepentimiento tan pronto tu corazón se duela por causa de ellos, para que perdonado entonces, vengas en el Día del Señor con una limpia consciencia y puedas ofrecer «sacrificios de justicia» con gozo y regocijo, que son aquellos que Dios recibe con olor fragante.
Sal 4:8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Comentario: La confianza de David en el Señor era tan evidente, que al finalizar el día él podía conciliar el sueño, no pensando en los peligros, o afanes, o persecuciones que pudieran venir al día siguiente, sino meditando en la inmensa bondad y gran misericordia que su Dios había tenido para con él, hoy. De seguro, se podrá imaginar, David tenía personas que durante las vigilias de la noche, lo guardaban por turnos. A pesar de eso, él sabía que su sueño y su reposo no provenían de sus estrategias, ni del carácter valientes de sus hombres durante la noche en cuestión, sino de su Dios que lo «hacía vivir confiado«.
César García, pastor bautista reformado confesional. Casado hace 23 años con Leticia, mi amada esposa, y con dos hijos. Viví en Londres por casi 18 años. Salvo por la gracia de Dios el 28 de Abril del año 2001. Cursé mis estudios teológicos en el Seminario Bautista Reformado de Londres del Tabernáculo Metropolitano (el de Spurgeon). Reconocido y comisionado por el Dr. Peter Masters y los ancianos y diáconos del Tabernáculo Metropolitano. Sólo un instrumento del Señor para la plantación de Gracia Redentora (Pereira, 2013) y de MIREFORMA (Manizales, 2019). ¿Mi anhelo? Llegar a ser un siervo inútil.