Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689
William y Mary subieron al trono de Inglaterra en 1689. El 24 de mayo de ese año se promulgó la Ley de Tolerancia. A los dos meses, varios pastores londinenses pidieron una reunión general de bautistas procedentes de Inglaterra y Gales. Se reunieron en Londres representantes de ciento siete congregaciones desde el 3 al 12 de septiembre. Adoptaron la Confesión Bautista de Fe de Londres de 1677 con algunas importantes correcciones.
Una de las razones del crecimiento de las congregaciones bautistas eran las características particulares del movimiento. Los bautistas no reconocían los sacramentos como tales, como los reconocían los anglicanos y los católicos romanos.
Creían en dos ordenanzas: la Cena del Señor y el bautismo de los que profesaban ser creyentes. Los primeros bautistas preferían ser bautizados por inmersión en “aguas vivas”; agua que corría en un río o arroyo. En el gobierno eclesiástico bautista, la congregación tenía completa autoridad. Podía llamar a su pastor y despedirlo. No había obispos ni superintendentes en la estructura bautista. Ningún grupo tenía poder gubernamental sobre otras congregaciones individuales.
En resumen, las interpretaciones de fe cristiana evangélica tal como las proclaman las Escrituras fueron presentadas en la Confesión de Fe de Westminster en 1647. Se realizaron actualizaciones 1) para el gobierno eclesiástico congregacional en la Declaración de Savoy en 1658 y 2) para el bautismo del creyente en la (primera) Confesión de Londres de 1677.
El mensaje principal de la Confesión de Westminster fue nuevamente preservada en la Confesión de fe de Londres de 1689, que incorporó las revisiones menores tanto de la Declaración de Savoy y la primera Confesión de Londres. La presente Confesión Bautista Fe de 1689 ha pasado la prueba del tiempo y ha llegado a ser una de las afirmaciones más importantes de la fe evangélica en la historia de la iglesia. Es utilizada en la actualidad por miles de congregaciones alrededor del mundo.