La Palabra afirma que la iglesia de Dios es una familia
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Gál 6:10
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios
Efe 2:19
¿Quiénes conforman esa familia de la fe a nivel local?
Una iglesia cristiana la conforman los miembros de la familia de la fe; aquellos que han sido regenerados por el Espíritu Santo, justificados mediante la fe en el Hijo, y adoptados en Su familia por el Padre.
Como familia, tenemos un Padre perfecto
Ninguno de nosotros podría decir esto, aún si su padre terrenal ha sido muy protector y demasiado amoroso. A diferencia de las familias en la tierra, la familia celestial tiene un Padre que es perfecto y que nunca falla. Ese Padre no se cansa de enseñarnos el camino que debemos seguir y el modo en el que lo debemos andar. Nos disciplina cuando no andamos como es debido. Nos ama cuando no somos amados por otros. Nos levanta cuando caemos. Nos cuida aún cuando podemos ser descuidados y siempre nos provee y protege de aquel que nos aborrece.
Gracia Redentora: Una familia que no es perfecta.
Gracia Redentora es una familia celestial aquí en la tierra, como una colonia del Cielo en este mundo caído. Sin embargo, sabemos que como todas las familias en la tierra, nosotros distamos de ser una familia perfecta. De nuestro pecado surgen desafíos inherentes a la vida familiar, pero si de algo podemos testificar es de la paz con la que el Señor nos ha bendecido, y del amor, la unidad, la hospitalidad y el servicio que como miembros nos rendimos unos a otros.
En Gracia Redentora, el siguiente versículo ha quedado plasmado en nuestros corazones y siempre nos esforzamos para obedecerlo:
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; Flp 2:3
Gracia Redentora: Una familia agradecida
Como familia, también podemos testificar de la bendición, del cuidado, del amor, de la protección y de la provisión de nuestro buen Padre. Esperamos que Él continúe derramando su gracia sobre nosotros y añada más miembros a nuestra familia local.
Gracia Redentora, una familia que ha pactado entre sí usando el Pacto de Familia de Benjamin Keach.
Este pacto es sólo un compendio de puntos a los que voluntariamente nos hemos suscrito y que nos han sido de mucha utilidad en nuestro caminar cristiano.
Esta famosa promesa de unidad espiritual fue el Pacto Solemne que la congregación de Londres del Pastor Benjamín Keach adoptó alrededor de 1689. Con el tiempo esta iglesia se convirtió en el Tabernáculo Metropolitano. En el siglo XVII este Pacto se leía al principio de cada Cena del Señor. Hoy en día nos sirve como un precioso recordatorio de lo que el Señor requiere de cristianos sinceros.
Pacto de Familia
Nosotros, que deseamos caminar juntos en el temor del Señor, profesamos, con la ayuda de su Espíritu Santo, nuestra humillación profunda y seria por todas nuestras transgresiones.
Y solemnemente en la presencia de Dios y de cada uno, reconociendo nuestra propia indignidad, nos entregamos al Señor como su iglesia, conforme a la constitución apostólica, para que sea nuestro Dios y nosotros su pueblo.
Esto lo hacemos a través del pacto eterno de su gracia libre y gratuita, mediante el cual tenemos esperanza de ser aceptados por Dios, a través de su bendito Hijo Jesucristo, a quien tomamos como nuestro Sumo Sacerdote para justificarnos y santificarnos, y como nuestro Profeta para enseñarnos.
También nos sometemos a Él como nuestro Legislador y el Rey de los santos, y nos sometemos a todas sus santas leyes y reglamentos para nuestro crecimiento, instauración y consolación, para que así seamos como una esposa santa para Él, y le sirvamos en nuestra generación, y esperemos su segunda venida, como nuestro Esposo glorioso.
Completamente convencidos acerca de la forma en que está establecida la comunión en la iglesia, y también al respecto de la verdad de que hay una buena medida de gracia en los espíritus los unos para con los otros, solemnemente nos comprometemos a tener una unión y comunión santa, sometiéndonos humildemente a la disciplina del Evangelio y a todos los deberes santos que se les requiere a personas que tienen tal relación espiritual.
- Prometemos y nos comprometemos a caminar en toda santidad, piedad, humildad y amor fraternal, tanto como de nosotros dependa el hacer que nuestra comunión sea agradable a Dios, agradable a nosotros, y hermosa para el resto del pueblo del Señor.
- Prometemos vigilar nuestras conversaciones y no permitir que exista pecado entre nosotros, hasta donde Dios nos muestre. También prometemos alentarnos a mostrar amor y a hacer buenas obras, y advertirnos, reprendernos, y aconsejarnos con mansedumbre, conforme a las reglas de Cristo que se nos han dejado al respecto.
- Prometemos, de una forma especial, orar los unos por los otros y por la gloria y crecimiento de esta iglesia. También prometemos orar por la presencia de Dios en ella, el derramamiento de su Espíritu en la misma y por la protección de esta iglesia para su gloria.
- Prometemos sobrellevar las cargas los unos de los otros, permanecer unidos entre nosotros, y tener un sentimiento de compañerismo los unos por los otros en todas las condiciones, tanto externas como internas, conforme Dios en su providencia nos ponga a cada uno.
- Prometemos soportar las debilidades, fallos y defectos espirituales los unos de los otros con gran ternura, y no dándolos a conocer a nadie fuera de la iglesia, ni a nadie dentro, a menos que tal cosa se tenga que hacer conforme a la regla de Cristo y la instrucción del Evangelio provista en ese caso.
- Prometemos esforzarnos juntos por defender la verdad del Evangelio y la pureza de los caminos y ordenanzas de Dios. También prometemos evitar causas de división y a aquellos que las causan, haciendo todo lo posible por guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de paz (Efesios 4:3).
- Prometemos reunirnos en los días del Señor y en otras ocasiones, conforme el Señor nos dé oportunidades para servir y glorificar a Dios por medio de la adoración, para edificarnos los unos a los otros y para ocasionar el bien de su iglesia.
- Prometemos, conforme a nuestra capacidad (o según Dios nos bendiga con las buenas cosas de este mundo), proveer de lo necesario a nuestro pastor o ministro, ya que Dios ha mandado que aquellos que predican el Evangelio deberían vivir del Evangelio.
Humildemente nos sometemos a estos y todos los demás deberes del Evangelio, proponiéndonos llevarlos a cabo, y prometiendo hacerlo; pero no en nuestras propias fuerzas, pues somos conscientes de nuestra propia debilidad, sino en el poder y la fuerza del Dios bendito, a quien pertenecemos, y a quien deseamos servir. A Él sea la gloria ahora y para siempre. Amén
Adiciones de IBGR (Iglesia Bautista Gracia Redentora) al Pacto de Keach
- Prometemos no desacreditar a Cristo ni a su iglesia por medio de conductas deshonrosas en nuestras casas, lugares de trabajo, o aún en las redes sociales.
- En lo que respecta a las redes sociales:
- Prometemos cuidar nuestras palabras.
- Prometemos no contradecir ninguna de las enseñanzas de la iglesia, que son las expuestas en la Confesión de Fe de 1689 y detalladas a continuación en la Sección 3, Reglamento Interno
- En lo que respecta a las redes sociales:
- Prometemos no mencionar nada que ponga en riesgo la honra y el buen nombre de la Iglesia, el Pastor, sus oficiales y de las personas
- Prometemos no publicar fotos que contradigan los valores y las virtudes de IBGR.
- Prometemos vestir de una manera honrosa (no lujosa ni pomposa) según sean nuestras posibilidades.
- Prometemos saludar respetuosamente a los hermanos y visitantes sin confianzas, juegos de manos ni ningún otro tipo de saludo que implique contacto físico inapropiado.
- Prometemos guardar reverencia y orden en el templo y silencio durante los servicios